Con la llegada del 2023, llega también la famosa lista de propósitos de Año Nuevo que (supuestamente) todos deberíamos tener en mente para poder mejorar en lo personal y en lo profesional. Tengo que confesar que a mí me encanta hacer listas… pero no de propósitos de Año Nuevo. Y cada vez menos, porque creo que estas listas al final generan más estrés que otra cosa.
Lo he intentado varias veces, de verdad, pero al final lo único que consigo son despropósitos y frustraciones. Porque no nos engañemos, cuando hacemos una lista de propósitos, nos ponemos el sombrero de soñadores empedernidos, sacamos la varita mágica y empezamos a plantearnos metas demasiado idealistas, que luego cuesta mucho cumplir. Y de ahí ese estrés del que hablaba antes, que llega cuando vemos que estamos a mitad de año, y de los 10 propósitos que teníamos, no hemos terminado ni el primero.
Así que personalmente, hace tiempo que decidí hacer una lista más enfocada a aspectos de la vida personal y profesional que me gustan, que disfruto, que impactan positivamente en mi entorno y que quiero potenciar. Pero sin prisas, sin presiones y sin fecha de caducidad. Una suerte de “lista motivacional” del año.
Leer una lista de propósitos puede generar cierta presión. Al contrario, una lista motivacional debe generar buen rollo y tranquilidad. Es difícil dar ejemplos de listas motivacionales porque son muy personales. La mía la tengo a buen recaudo, pero para quien esté interesado, un primer paso sería definir las áreas que queremos cubrir y que son esenciales para nuestra felicidad diaria, sin olvidar la de los demás. De hecho, mientras hacemos la lista, es clave tener en mente la pregunta ¿Qué es lo que me hace feliz y puede hacer también felices a los demás?
Un área importante sería la familia, donde las motivaciones pueden ser tan sencillas como pasar más tiempo con los nuestros, estar más pendientes de los mayores y llamarlos a menudo. Y por supuesto los amigos, porque aunque la tecnología nos mantiene conectados, el cara a cara siempre es necesario. Retomar quedadas con amigos que hace tiempo que no vemos sería una motivación estupenda.
No hay que olvidar tampoco el trabajo, donde pasamos más tiempo que en cualquier otro lugar. El bienestar aquí podría conseguirse por ejemplo bajando más a comer con los compañeros, preocupándonos más por nuestro equipo, fomentando la empatía o proponiendo actividades de ocio fuera de la oficina.
Otra área básica somos nosotros mismos. ¿Qué nos hace felices cuando estamos solos? Esta es otra parte fundamental y aquí cabe de todo, por ejemplo practicar más nuestras aficiones, dar más paseos por la naturaleza… incluso cocinar más para comer mejor.
Y en un momento en el que cuidar de nuestro entorno se vuelve cada vez más importante, esto podríamos añadirlo a la lista. Aquí entrarían cosas que no nos cuestan trabajo y que tienen un impacto positivo en el medio ambiente y en la sociedad, como reciclar más, evitar en lo posible el uso de plásticos, ser educados o practicar más la amabilidad.
Estas listas motivacionales son estupendas porque están llenas de pequeños gestos con los que podemos conseguir grandes beneficios para nosotros y para los demás. Y esto se nota después en nuestra vida personal y por supuesto en nuestro entorno profesional. Así que, brindo por un 2023 donde seamos la mejor versión de nosotros mismos.