Huella social
Oportunismo y desinformación en torno al COVID-19
Parece que pronto vamos a llegar al pico más alto de contagiados y comenzaremos a cambiar el sentido de la maldita curva que está trastocando todo. Ojalá. En la mente de todos está la idea de volver cuanto antes a la normalidad, salir a la calle y retomar nuestros hábitos cotidianos como si se tratase de la mayor recompensa en la Tierra.
Todo pasará y estoy convencido de que aprenderemos lecciones de vida importantes de la crisis desatada por el coronavirus (COVID-19). La primera de ellas será que el tiempo no sirve de mucho si no podemos compartirlo con los demás. Vivir en sociedad es necesario y vital. El confinamiento hace que las horas pesen como una losa, especialmente si estás informado y eres consciente de lo que sucede fuera de tu casa.
El estado de alarma ha convertido a la pandemia en tema único de conversación. Es inevitable. Mi esperanza es que, al igual que vamos a extraer un valioso aprendizaje personal de todo esto, interioricemos también las malas praxis y no volvamos a repetir lo que estamos haciendo mal medios y agencias de comunicación:
1. El oportunismo. Utilizar una pandemia global para aumentar el número de visitas o buscar clics en Twitter con titulares engañosos o alarmistas no es ético. Tampoco lo es enviar notas de prensa con intención de colocar mensajes “comerciales” en medio de esta crisis. Los medios están realizando un gran trabajo y multiplicando sus esfuerzos, pero no deben caer en lo fácil. No ayuda la reducción de publicidad que se avecina con una crisis económica en el horizonte, pero no todo vale para conseguir audiencia. Un ejemplo: El diario regional Lanza publicada el pasado 13 de marzo (un día antes de decretarse el estado de alarma) que las carreteras madrileñas se colapsaban, dando a entender que se debía al éxodo de la capital a los pueblos. No era verdad. Este artículo se hacía eco simplemente de un hecho que acontece todos los viernes a las 14:45h: el atasco de la A4 a la altura de Pinto.
2. Bulos. Maldita Hemeroteca no da abasto para desmentir noticias falsas en torno al COVID-19: un total de 277 a día 26 de marzo. WhatsApp es una plataforma que nos ha dado la vida para estar en contacto con familiares y amigos, pero del mismo modo es aprovechada como pista libre para los que manipulan y desinforman. Los medios no se deben dejarse llevar y siempre deben contrastar. Un ejemplo: eldiario.es publicaba la semana pasada que las retenciones de tráfico en algunas rotondas de Valencia se debían a los desplazamientos a la playa durante el fin de semana. La foto no dejaba lugar a dudas. Sin embargo, desde Twitter los ciudadanos avisaban de que realmente estaban retenidos por controles policiales y era ésta la causa del atasco, una información que corrigió el medio en siguientes publicaciones.
3. Confusión. Episodios como el vivido ayer con los test de prueba adquiridos en China por el Gobierno español no ayudan en momentos así a reforzar la confianza de los ciudadanos. Al parecer, el Ministerio de Sanidad había comprado estos kits a una empresa sin licencia, que no se encontraba en el listado facilitado por la Embajada China. El Ejecutivo español ha acabado atribuyendo la responsabilidad a un distribuidor.
Las soluciones son viejas conocidas: rigor en la información, transparencia y contrastar las fuentes.
Desde el punto de vista de PR, la correcta gestión de la comunicación es fundamental para lidiar con una crisis de esta magnitud. Nuestro cometido como consultores debe ser asesorar a las empresas para comunicar honestamente y con empatía en esta situación. Tratemos de que una oportunidad efímera no dañe nuestra relación con los periodistas, que en su inmensa mayoría son responsables de un gran trabajo y más aún en estos caóticos días.