Ha pasado más de una semana desde que supimos que Chanel sería la representante de España en Eurovisión 2022 y la sorpresa que supuso no se supera. La resaca emocional y comunicativa se está alargando y deja a su paso lecciones a tener en cuenta para las próximas ediciones del #BenidormFest.
Y es que si algo ha quedado claro con esta primera edición, es que el formato es atractivo y ha conseguido enganchar a la audiencia. De hecho, ha conseguido que casi tres millones de personas vieran la final, una cifra récord para emisiones no deportivas. La ocasión bien lo merecía, un espacio para la música en directo en la televisión nacional en prime time con propuestas interesantes, diferentes y para todos los gustos.
Entre ellas, dos que lanzaban mensajes muy fuertes de sororidad, feminismo, unión y hermandad: Ay Mamá de Rigoberta Bandini y Terra de Tanxugueiras. Ellas se convirtieron en las favoritas de la mayoría del público casi inmediatamente. Sin embargo, esos necesarios mensajes parecieron diluirse cuando se anunció que la ganadora del festival era Chanel y su canción SloMo. Las críticas contra ella la llevaron esa misma noche a borrar su perfil de Twitter. ¿Qué había pasado con esos mensajes de apoyo a las mujeres?
De nuevo, Rigoberta y las Tanxu, fueron quienes nos hicieron recordar, junto al resto de finalistas, que ese no era el camino hacia la unión. Ellos han sido un ejemplo constante de buen rollo, compañerismo y hermanamiento. Y volvían a demostrarlo, remarcando que lo principal una vez tomada la decisión era el respeto hacia Chanel. Así, todos han aprovechado cada oportunidad que han tenido para alabar su profesionalidad, esfuerzo y mérito para estar ahí. Y para redirigir el foco comunicativo hacia lo que es verdaderamente importante para ellos: la música y tener la opción de contar con un espacio público en el que los artistas puedan darse a conocer o presentar nuevas canciones.
Y eso repercute directamente en la continuidad del Benidorm Fest. Ahora hay mucha gente descontenta con el resultado, pero también hay mucha celebrando haber encontrado nuevos artistas gracias a él. El festival ha sido sin duda un gran acierto, y sería una pena que los errores y las polémicas lo hicieran desaparecer. Es tiempo de reflexión, de analizar y tener en cuenta los mensajes de los que tanto hemos hablado para poder conseguir entre audiencia y organización que el formato pueda evolucionar, modificar algunos procedimientos como el voto para que sea más equitativo y poder contar el año que viene con este nuevo espectáculo que ha conseguido tenernos tres días pegados a la televisión.
Mientras tanto, nos quedan esas preciosas canciones y mensajes que podemos (y debemos) cantar a pleno pulmón y seguir dándoles visibilidad. Que no se pierdan.