Lo que duran unos Juegos Olímpicos

Written by
Marta Barba
Consultant

El otro día leí un tweet que preguntaba cuántos éramos capaces de recordar el nombre de la taekwondista que ganó la primera medalla para España en los Juegos Olímpicos de Tokio. Me di cuenta de que solo recordaba su apellido, Cerezo, y tuve que buscar su nombre, Adriana. Adriana Cerezo, una chica de solo 17 años que nos hizo plantarnos delante de la televisión para ver un combate del que solo unos pocos saben las normas

Inevitablemente, acto seguido pensé en Alberto Ginés, el otro gran descubrimiento (para muchos, entre los que me incluyo) de estos Juegos. De él sí que recordaba nombre y apellido, será porque su medalla está más reciente en la memoria. O porque su cuenta de Twitter, la no oficial como él dice, se ha hecho viral desde que se coló en la final. Solo tiene 18 años y consiguió la primera medalla de oro del recién estrenado deporte olímpico. Y esa cuenta de Twitter ha conseguido más de 170 mil seguidores, cuando antes de llegar a Tokio apenas llegaba a 100. 

Pero, ¿y si no hubiera ganado? Muy probablemente su nombre no habría trascendido más allá de la prensa de su Extremadura natal y poco o nada se habría hablado del talento de ese chico de 18 años que tiene que ir viajando de Sant Cugat a Pamplona y a países como Austria en busca de rocódromos en los que entrenar todas las disciplinas de la escalada deportiva.

Y es algo que siempre me llama la atención de los JJOO. Nos pegamos a la televisión y nos maravillamos con los nuevos talentos y con los deportistas históricos, pero, ¿a cuántos de ellos les seguiremos la pista después? ¿Por qué solo nos dura el interés lo que duran los Juegos? 

Es una mezcla de una cultura deportiva orientada a las grandes citas y a los resultados, más allá de la preparación, y el escaso hueco que los deportes minoritarios y sus deportistas tienen en los medios de comunicación tradicionales. Quizás con más presencia mediática, podrían ayudar a cambiar nuestra cultura de deporte, pero es la pescadilla que se muerde la cola porque como los medios saben que el interés es bajo, no les dedican tiempo y a su vez, como no se les dedica tiempo, tampoco aumenta el interés. Además, en España también tendemos a interesarnos primero por la persona y después por el deporte. 

Un ejemplo que se me viene a la cabeza en esta situación es el de Saúl Craviotto. Se ha convertido en estos Juegos en el deportista con más medallas olímpicas, cinco, junto a David Cal, otro histórico del piragüismo. Además de su brillante trayectoria en los cuatro JJOO que ha disputado, Saúl Craviotto ha sido tres veces campeón del mundo, otras tres de Europa, más las medallas tanto en mundiales como en europeos. Sin embargo, la gran mayoría de la población empezó a conocerlo por su participación en Master Chef. Ese tirón mediático le llevó a hacer publicidad, a protagonizar las virales portadas de Men’s Health, y, por supuesto, a empezar a recibir seguidores en redes sociales, como le ha pasado a Alberto Ginés. Así, al conocerse que sería abanderado de este año junto a Mireia Belmonte, la gente sabía quién era.

Sí, las redes sociales se han convertido en las grandes aliadas para dar visibilidad a estos deportistas que nos dejan boquiabiertos durante los Juegos y a poder seguir seguirles durante toda la temporada. Por ejemplo, muchas federaciones retransmiten sus competiciones de manera gratuita en sus webs y van informando de ello a través de sus redes sociales. O como el caso del bádminton, que en España tuvo más tirón gracias a Carolina Marín, que retransmite todos su torneos en abierto en YouTube.

Quizás así, poco a poco, vayamos cambiando la cultura deportiva. Aprendamos a valorar no sólo lo conseguido en un campeonato en concreto, sino el esfuerzo durante todo el año y los resultados en todas las competiciones, ¡y que nos abramos a nuevos deportes!

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Marta Barba
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