Los fenómenos naturales como terremotos, inundaciones, tornados o tsunamis ponen patas arriba las vidas de las personas que los sufren. Desde un punto de vista informativo, salvo en contadas ocasiones, copan titulares durante un día o dos y sus consecuencias quedan pronto sepultadas por el rodillo de la actualidad.
Sin embargo, el volcán de Cumbre Vieja ha marcado un hito al tratarse de un acontecimiento infrecuente e imprevisible sobre el que ha habido que informar durante más de tres meses. Un mes después de su extinción, vamos a repasar qué lecciones de comunicación nos ha dejado la erupción de La Palma, un auténtico espectáculo natural que, como contrapartida, ha supuesto un mazazo para las ilusiones y planes de vida de los habitantes de “la isla bonita“.
- Revalorización del enviado especial: Conflictos bélicos aparte, no es habitual ver periodistas que acuden a cubrir la noticia y se quedan a trabajar de forma indefinida en el destino. A diferencia de las frecuentes “noticias meteorológicas”, esto no iba de hacer un directo en el Telediario para que un reportero dé fe de que nieva en Calamocha o de que se superaron los 40ºC en Córdoba una vez más. Contar lo que allí estaba pasando se ha convertido en la experiencia periodística más brutal para muchos profesionales que han empatizado, han sentido y vivido cómo un fenómeno tan desconcertante mantuvo en vilo a casi 85.000 personas. La viva imagen de esa implicación es la de unos periodistas que dejaron lo que tenían entre manos para ayudar a una familia a salvar las pertenencias de su casa.
- Una experiencia inmersiva: Los drones han hecho posible que desde el salón de nuestras casas hayamos podido sentir la furia del volcán, convertida en silente lava que arrasaba sin oposición casas, parroquias, plataneras y recuerdos. Estas aeronaves han facilitado que geólogos y vulcanólogos pasen de las estimaciones a los datos cuantificables. Además, el gran público ha podido disfrutar de una experiencia de cine gracias a imágenes de gran valor informativo, fruto de las recreaciones 3D, infografías y de la realidad aumentada, tecnología con la que la televisión autonómica canaria dio una lección didáctica a otras cadenas de ámbito nacional.
- Portavoces adecuados: Me incluyo entre los que nos hemos sorprendido al conocer que en España la vulcanología cuenta con tan válidos profesionales. No son más de 30 y confían en que este episodio impulse vocaciones de una rama de la Geología sin demasiado tirón. Su testimonio, amplificado con acierto por los medios de comunicación, ha creado en torno al volcán de Cumbre Vieja un halo confianza y seguridad que habla muy bien de la profesión periodística, que ha ganado un plus de prestigio dando voz al que sabe y no ha perdido el paso frente a las redes sociales.
- Jerga que acaba siendo mainstream: Ahora todos sabemos que el volcán de La Palma fue una erupción estromboliana, que durante algunos días llegó a adquirir características hawaianas, con emisiones de lava más fluidas. Vimos las coladas llegar al mar y ampliar la superficie de la isla y pudimos comprender que la fajana es el terreno llano que se llena de lava fría. Piroclastos, lapilli, caldera y malpaís son palabras que también hemos leído o escuchado estos días, dando forma a la anatomía lingüística de Cumbre Vieja.
- Desbancando a la COVID: Vivimos en la sociedad de la imagen, del espectáculo y en estos últimos años también en la que está deseando hablar de cualquier tema no pandémico. El atractivo de Cumbre Vieja rompió la agenda setting para abrir informativos y portadas una jornada tras otra. El grado de interés y protagonismo fue oscilando a lo largo de 91 días hasta que el volcán se apagó a las puertas de Navidad, aunque siempre mantuvo su espacio en medios, sobre todos porque las consecuencias de los desalojos no han finalizado.
Seguro que también se han cometido errores y se podrían extraer productivas conclusiones, pero he preferido centrarme en el lado positivo del seguimiento informativo de un acontecimiento natural sin precedentes en España, que se pondrá como ejemplo durante muchos años en las facultades de periodismo.