Creatividad e Inspiración
La meditación nos hace más creativos
“Buscamos ideas más creativas”… “Dale otra vuelta a este concepto”… “Esto nos parece poco novedoso”… “Queremos que penséis out of the box”…
Seguro que estas frases nos suenan a todos. En la mayoría de las empresas dedicadas al marketing y la comunicación, la creatividad no solo forma parte de nuestro día a día, sino que ha pasado a ser directamente un job description. Todos a nuestro alrededor esperan como agua de mayo esas ideas creativas que marcarán la diferencia.
Por supuesto, las buenas ideas no salen con solo chasquear los dedos (como muchos puedan pensar) y muchas veces nos vemos abrumados por la presión, las expectativas y los deadlines. Y nos concentramos, preparamos brainstorms y hacemos mil ejercicios en la búsqueda incesante de una creatividad… que no siempre llega.
Esa presión por ser creativos muchas veces deriva en una suerte de estrés, que es precisamente el peor enemigo de la creatividad. Porque cuando nuestro cerebro se estresa, disminuye nuestra capacidad para aprender, para recordar, empeora nuestra productividad y en último término, se bloquea la propia creatividad. Esa es la mala noticia.
La buena noticia es que existe una solución sencilla, rápida (pongamos unos 10–12 minutos) y al alcance de todos: Meditar.
Igual que entrenamos el cuerpo para mantenerlo en forma, también podemos entrenar la mente para sacarle el máximo partido. Muchos estudios a lo largo de los años han demostrado que la meditación transforma positivamente nuestra estructura cerebral. Por explicarlo de forma muy resumida, el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro es el encargado de las tareas analíticas, precisas, calculadoras y estratégicas, mientras que el hemisferio derecho es el que sustenta la parte creativa e intuitiva. Y resulta que a través de la meditación, somos capaces de silenciar el hemisferio izquierdo y dar mayor protagonismo al derecho, lo cual está estrechamente relacionado con dejar volar nuestra imaginación y creatividad, permitiéndonos ver las cosas con mayor perspectiva.
Es casi como volver a ser niños. Si pensamos en cuando éramos pequeños, estábamos repletos de ideas brillantes, no teníamos prejuicios ni poníamos freno a cualquier cosa -por loca que fuera- que viniera a nuestra mente. Sin embargo, a medida que nos hacemos mayores, esa creatividad se desvanece, llegan los prejuicios, nos comparamos constantemente con los demás, nos ponemos barreras… y perdemos frescura y espontaneidad.
Seamos pues niños, aunque sea por unos pocos minutos al día. Dejémonos llevar por la magia y juguemos a pensar que cualquier cosa es posible.
En su libro “Mindfulness for Creativity”, el profesor de meditación Danny Penman asegura que la meditación nos ayuda a mejorar tres habilidades esenciales: activa nuestro pensamiento divergente, abre nuestra mente a nuevas ideas y aumenta nuestra capacidad para afrontar problemas y contratiempos. Además, la meditación nos ayuda a liberar estrés, controlar el mal humor, ser más optimistas y a mantener nuestro bienestar físico y mental.
Así que la próxima vez que salgas a la búsqueda de inspiración, no veas resultados y no tengas mucho tiempo, prueba a buscar un lugar tranquilo (en casa, en la calle o incluso en tu propia oficina), siéntante, cierra los ojos, respira… y dale otra vuelta a tus ideas.