¿Qué convierte a un personaje en icono, en una marca reconocible en todo el mundo? No existe una clasificación precisa, pero algunos teóricos coinciden en señalar las “cinco íes” como características de un personaje que trasciende culturas y un marco espaciotemporal: Inteligente, innovadora, inesperada, irreverente e inequívoca. La reina Isabel II (que también comienza por i) ha sido mucho más que una reina y se ajusta a perfectamente a estos cinco rasgos:
Inteligente: La histórica soberana entendió el servicio a su país como una forma de vida. Vio sin perder los estribos cómo el imperio británico se descomponía y supo anticiparse a su tiempo. Consciente de su tirón personal, puso su imagen de marca a trabajar a favor de un Reino Unido que perdía relevancia en el mundo. También demostró inteligencia en su momento más bajo de popularidad, cuando dio su brazo a torcer y salió de palacio para mostrar empatía con su pueblo, consternado por la muerte de Lady Di.
Innovadora: Sus particulares bolsos (como los que usaba tu abuela para ir al médico) y esos sombreros imposibles son marca de la casa y no dudó en convertirlos en santo y seña de su identidad: egregia, pero moderna. Sus 96 años le han permitido ser testigo de los grandes avances tecnológicos de la historia y siempre ha mostrado interés por la televisión, la exploración espacial, Internet e incluso fue pionera en el envío de emails y en hacer videoconferencias por Zoom.
Inesperada: La princesa Elisabeth Alexandra Mary Windsor no iba a ser reina. Froilán hoy está mejor posicionado para ceñirse la corona de España que aquella niña, que era quinta en la línea de sucesión. Sin embargo, una serie de caprichos históricos la colocaron en el trono más poderoso del mundo. Su tío paterno Eduardo VII abdicó y su padre, Jorge VI, falleció con 56 años en 1952, dejando vía libre a su hija Isabel.
“Windsor es la quinta marca más conocida del mundo, solo por detrás de Facebook, Amazon, Google y Apple. El valor de la Reina por sí sola sería de 40.600 millones de euros, comparable al valor de mercado de Coca-Cola”
Irreverente: Lo fue porque encajó con mano izquierda las irreverencias de otros. Los Sex Pistols y su ‘ofensivo’ himno ‘God save the queen’ contribuyeron en gran medida a convertir a su majestad en un icono pop con aquella mítica portada del single con los ojos y boca de la monarca tapados. Su legado iconográfico es inconmensurable. Isabel II ha tomado el té con Paddington; ha compartido pantalla con James Bond, los Minions y Peppa Pig; fue atropellada en ‘Los Simpson’; fue pintada con una perspectiva nada favorecedora por Lucian Freud; se la llevó por delante Leslie Nielsen como en el anuncio de Pronto en ‘Agárralo como puedas’ y los retratos que le hizo Andy Warhol están hoy colgados en la Tate.
Inequívoca: A lo largo de 70 años de reinado, ha representado algo por encima de sí misma: los valores de un país y de las naciones que voluntariamente la han tenido como soberana en la Commonwealth. Pocas celebridades en el siglo XXI conseguirán que unas 750.000 personas hagan colas de hasta 35 horas para pasar por delante de su féretro.
Según datos de Statista, Windsor, la familia real británica es la quinta marca corporativa más grande y conocida del mundo, solo por detrás de Facebook, Amazon, Google y Apple. Lo más sorprendente es que el valor de la Reina por sí sola sería de 40.600 millones de euros, algo comparable al valor de mercado de Coca-Cola.
No es menos sorprendente el poderío de Isabel en coberturas de prensa —y eso que hablamos antes de su fallecimiento—. Entre enero de 2017 y marzo de 2021 Statista monitorizó sus apariciones en medios en más de 65 idiomas. La conclusión fue que Isabel II y su marca aparecían en más artículos que los referidos a Nike, Ferrari y Coca-Cola juntos.
El patrimonio y la financiación de la Corona Británica es opaco, algunas fuentes lo cifran en casi 300 millones de libras anuales, pero es fácil de entender que los British lo consideran peanuts frente al valor de marca de su casa real y el merchandising asociado.