El mundo del cine nos ha regalado no solo grandes películas, sino grandes campañas publicitarias. La culpa es de esos directores cuyo genio va más allá de la dirección, como es el caso de Hitchcock. El gran maestro del suspense y uno de los mejores directores en la historia del cine, también nos dejó unas cuantas lecciones a la hora de crear campañas de marketing para sus películas.
Un buen ejemplo lo tenemos en Psicosis. Aunque a día de hoy parezca increíble, Hitchcock no tenía recursos suficientes para promocionar la película, ya que la Paramount le dio la espalda y el estreno lo habían limitado solo a dos cines. Así las cosas, ante la falta de apoyo y presupuesto, el director tuvo que agudizar su ingenio y su creatividad al máximo.
El objetivo de Hitchcock era generar expectación y suspense desde el primer momento. Para ello, más allá de anuncios en prensa, radio o TV, decidió concentrar sus esfuerzos en hacer marketing de guerrilla directamente en las salas de cine. La campaña que creó fue totalmente experiencial, con estrategias muy innovadoras y adelantadas a su época.
Entre otras cosas, Hitchcock contrató a unos cuantos extras para simular grandes colas en los cines donde se proyectaba la película, incluyendo algunas enfermeras en la entrada para “atender” a los espectadores en caso de sufrir algún problema de salud durante la proyección. Incluso contrató a policías para que hiciesen una labor falsa de “control de masas”.
Otra de las estrategias fue exigir a los cines que no permitieran la entrada a ninguna persona una vez comenzada la proyección, lo que aumentaba la atmósfera de expectación tanto fuera como dentro de las salas. Incluso en algunos pósters promocionales podía verse al mismísimo Hitchcock señalando su reloj como signo de advertencia. Era importante que todo el mundo viera la película del tirón, para que la experiencia fuera 100% satisfactoria.
Y mientras en la puerta del cine la gente se apresuraba para no llegar tarde, dentro de las salas se escuchaba la voz de Hitchcock por la megafonía, repitiendo la frase: “Esto, por supuesto, es para que disfruten más de Psicosis. En realidad, sólo pensamos en su disfrute“. Además el director, con su habitual sentido del humor, colocaba entre las butacas una silla con el nombre de la Sra Bates, que siempre permanecía vacía durante la proyección, contribuyendo a generar una atmósfera de intriga y misterio. Seguro que más de uno imaginó que en cualquier momento aparecería la misteriosa actriz que encarnaba el papel de la terrorífica madre del psicópata.
Y como un buen mago del suspense no puede revelar más de lo necesario, Hitchcock prohibió la gestión de entrevistas con los actores, a los que no se les permitía hablar sobre la trama. Tampoco permitió pases privados de la película, ni para los críticos ni para los ejecutivos de la productora. El concepto de “spoiler” comenzaba ya a tomar forma por aquel entonces, como podemos ver en otro de los carteles publicitarios de la película, donde el propio director daba este aviso: “Si no puede guardar un secreto, por favor manténgase alejado de la gente después de ver Psicosis”.
Mención aparte tiene el trailer original, donde vemos a Hitchcock en persona, haciendo un tour por el motel Bates y por la casa… sin contar nada de la trama pero mostrando las localizaciones de la película como si fueran los escenarios reales de un crimen.
Esta atrevida e innovadora campaña basada puramente en la experiencia, cumplió con creces su objetivo. El boca a boca funcionó a la perfección y la cinta empezó a proyectarse en más cines, con grandes colas de gente (esta vez reales) deseosa de ver la película. Psicosis fue un gran éxito a todos los niveles y el maestro Hitchcock nos dejó un gran legado no solo cinéfilo, sino publicitario, que hoy sigue resultando único e inspirador. Y es que el buen marketing no depende solo del dinero.