Hergé, el narrador 360 que hizo universal a Tintín

Written by
Ángel Gallego
Senior Consultant

 

Contar historias con ilustraciones es un arte. Quizá es discutible qué tipo de obras entran en esta categoría, pero no me cabe duda de que esta expresión artística tiene en Georges Remi (Hergé, por sus iniciales RG al revés) a un referente universal.

Crear un cómic no va de combinar, con mayor o menor acierto, dibujos y textos en una sucesión de viñetas. El cómic, a caballo entre la literatura y las artes plásticas, requiere un trabajo profundo de planificación para crear una atmósfera que atrape al lector. En esto fue un maestro Hergé. Es un narrador 360º que dio vida a Tintín hace casi un siglo, un clásico que ha trascendido generaciones para convertirse en un best-seller global.

El belga colocaba un decorado, presentaba un entorno y construía un cuento bien provisto de intriga, con un argumento sólido, respaldado por unos personajes muy bien definidos. Lo más habitual es que un gran dibujante no sea un buen historietista, lo difícil es dominar con maestría ambas disciplinas, tal y como lo logró el protagonista de este post.

El propio autor confesaba en algunas entrevistas que al principio dibujaba muy mal y que con el paso del tiempo fue capaz de mejorar. Su trazo firme, el uso de colores planos (sin sombreados ni degradados) y la personalidad que imprimía a sus personajes se mantuvo a lo largo de toda su carrera.

Su madurez como artista e incluso sus vivencias personales quedan reflejadas en su obra. Esta evolución se aprecia con claridad si comparamos un volumen de los primeros años, como por ejemplo ‘Tintín en el Congo’, con una de las más intimistas y con más carga ideológica, como ‘Tintín en el Tíbet’. En su aventura en las nieves, Hergé plasma de manera uniforme el blanco, color que invadía sus pesadillas en su época más oscura, cuando se separó de su primera mujer. Los tintinólogos coinciden en señalar esta oda a la fidelidad como el álbum más limpio de la colección desde el punto de vista visual y narrativo.

La maestría de su dibujo tiene influencias de grandes pintores a los que admiraba y en los 60, quizá un poco cansado de Tintín, se planteó convertirse en pintor abstracto. En la exposición Hergé. The Exhibition, que se puede visitar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 19 de febrero, podemos apreciar cuadros que imitan el estilo de Miró o Klee. La muestra es un vehículo excelente para conocer en profundidad al padre de Tintín. Con más de 300 piezas originales, se vuelca en el estilo único de un autor cuyo caudal narrativo vive para siempre en el universo de un joven con tupé y pantalones bombachos.

El poder comunicador de Hergé, basado en la imagen, quedó patente en sus carteles publicitarios, que también se exponen en el Círculo. Este olfato marketiniano también se trasladaba al cómic. El dibujante concebía las portadas de sus libros como un póster que invitase al lector a comprar el producto. En la época actual, las cubiertas de los 23 álbumes son efectivamente pósters que adornan paredes de los apasionados por las aventuras de Tintín, el capitán Haddock y el profesor Tornasol.

Hergé manifestó que no quería que a su personaje le dieran vida otros, aunque dejó la puerta abierta a adaptaciones a otros medios como la película de Spielberg. “Tintín soy yo”, dejó escrito. Sin embargo, 47 años después del último álbum, el reportero continúa vivo porque enarbola valores universales en unas situaciones que continúan vigentes en nuestra sociedad. La Luna continúa siendo un objetivo para unos y un anhelo aventurero para otros; los niños siguen soñando con vivir historias como las de Tintín porque su autor no publicaba sus libros para adultos, sino para ellos.

Portadas de los álbumes de Tintín en diferentes idiomas.En no pocas ocasiones le persiguió la etiqueta de colaborar con el fascismo, a pesar de que todas sus historias están guiadas por los valores del humanismo, la tolerancia, la defensa del débil y en contra de cualquier totalitarismo. Es más, ‘El Cetro de Ottokar’ es un alegato frente al expansionismo nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El noveno arte —así se reconoce al cómic tras décadas en las que se ha visto menospreciado— debe mucho a Hergé, que justifica con su obra completa por qué las historietas conforman un estilo narrativo digno de esta mención.

Written by
Ángel Gallego
Senior Consultant