Reflexiones arquetípicas
Érase una vez en las redes sociales…
Érase una vez un joven gallego de poco más de veinte años. Un buen día de septiembre de 2022 compone una canción que, poco a poco, se va viralizando en redes. Y así, sin dar entrevistas, ni prodigar sus apariciones públicas, sin apenas exposición personal en redes sociales (nada más que para colgar sus canciones) y ni siquiera un videoclip, acaba viendo como su tema se convierte en el primero compuesto por un músico español en solitario en conseguir un top 1 mundial en Spotify (con cerca de 20 millones de oyentes mensuales).
Hace unos años, esta historia no hubiera pasado ni los más optimistas filtros de una película de serie B. Sin embargo, hoy es una realidad. Y los profesionales de la comunicación tenemos que saber que estas son las nuevas reglas con las que tenemos que jugar.
Por si todavía no lo habéis adivinado (que seguro que sí), el protagonista de la historia en cuestión es Iñigo Quintero y su canción “Si no estás”. Yo, siendo como soy, un Gen X entradito en años, no había oído hablar de él hasta que hace unas semanas leí la noticia de su número 1 en todos los medios nacionales. Pero para mi sorpresa, sí conocía su tema, ya que llevaba meses sonando repetida e insistentemente cada vez que mi hija me enseñaba vídeos en sus perfiles sociales. Y no porque reprodujera su vídeo, sino porque cientos (miles) de usuarios utilizaban su canción en sus trends y sus vídeos. Incluso hay publicaciones que utilizan la IA para recrear versiones del tema con la voz de Aitana, Quevedo o Pablo Alborán, entre muchos otros. Acojonante (con perdón).
Evidentemente, no podemos explicar todo este éxito solo por la increíble respuesta de la comunidad digital. Su fichaje final por la discográfica Acqustic y una acertada estrategia de marketing (acuerdos con influencers, SEO y SEM en Spotify, uso de todas las plataformas a su alcance y una cuidada polémica sobre el significado religioso o no de la canción) han puesto su granito de arena.
Seguiremos atentos al discurrir de esta historia. Por curiosidad y porque siempre habrá algo que aprender.
Fin.