El mundo del marketing se ha puesto patas arriba con la incorporación de la inteligencia artificial dentro de los procesos creativos. Las opiniones al respecto son diversas pero en general, hay una preocupación que sobrevuela el sector: ¿Es posible que una inteligencia artificial supere en creatividad a un humano? ¿Hay riesgo de que una empresa prescinda de los creativos para sustituirlos por máquinas?
Hoy en día ya se pueden ver muchos ejemplos de uso de inteligencia artificial en el campo de la creatividad. Como la colección Primavera/Verano 2023 de Stradivarius, que incorpora atuendos imposibles que nunca antes habían existido, gracias a la IA. O la marca de artículos de moda Jaquemus, que utilizó esta tecnología para convertir sus bolsos en vehículos gigantes recorriendo las calles de París.
Muy debatida fue también la decisión de Burger King en Colombia, de prescindir de su community manager para sustituirlo por una IA. Desde entonces publican posts con interpretaciones realistas de los productos más icónicos de la marca, creadas con IA, como el King de pollo.
Aunque en la mayoría de los casos podemos identificar estas creaciones como algo “falso”, hay voces que vaticinan el futuro como un mundo en el que será muy difícil distinguir el trabajo humano del de una máquina.
En los debates a puerta cerrada que tenemos nosotros en la agencia, vemos un futuro donde poco a poco se establezca una suerte de equilibrio, pero donde lo humano vaya siempre por delante. Duncan Warde, ex vicepresidente de innovación y creatividad de Walt Disney, dijo una vez que “todos hemos nacido con capacidad para la creatividad, imaginación, intuición y curiosidad, que son precisamente las cuatro habilidades que nos hacen únicos y que difícilmente serán replicadas por la inteligencia artificial”. En este sentido, y tirando de citas célebres, recordemos también una de Einstein en la que se describía como una persona “no particularmente inteligente, sino extremadamente curiosa”.
Y esa es la cuestión: es difícil que una máquina imite a la perfección la mente humana, porque carece de características como la empatía, las emociones, la imaginación, la intuición, la curiosidad, las experiencias personales… una máquina se alimenta, al fin y al cabo, de “datos”.
Sin embargo, aunque las máquinas no puedan reemplazar a las personas en el campo creativo, sí pueden ser -de hecho ya lo son- de gran ayuda para complementar la creatividad humana. El éxito residirá seguramente en la combinación de ambas.