Culturetas | Reflexiones arquetípicas
Aaju Peter y el lobby indígena ártico
Todos sabemos lo que es un “lobby” y el papel que juegan estos grupos de presión para influir en las administraciones públicas y en diferentes aspectos regulatorios. Los hay para todos los gustos, desde financieros a tecnológicos, culturales o gastronómicos y cuentan con el respaldo de grandes corporaciones o reconocidas ONGs. En este post voy a recordar un encuentro personal que viví hace algunos años y que afecta directamente a uno de ellos: el del indígena ártico.
Estábamos en Narsaq, una pequeña población del sur de Groenlandia con apenas 1.700 habitantes. Había conocido a Ulle unos días antes, en Qassiarsuk, pero hasta ese momento no había tenido la oportunidad de mantener una charla más tranquila con él. Dicen que la paciencia es una de las principales virtudes del carácter ártico y como aquel día la lluvia y un fuerte viento foehn nos habían obligado a esperar a cubierto dentro de la Yurta (tienda tradicional mongola), tuvimos tiempo de disfrutar de una larga conversación. Era un hombre joven, de ojos azules, pelo castaño y rasgos marcadamente inuits. En un inglés pausado, pero bastante fluido, me habló por primera vez de Aaju Peter.
Aaju es una abogada y activista inuit muy respetada por las comunidades que habitan las regiones árticas de Groenlandia, Alaska, Siberia y Canadá. Ulle me explicó que lleva varios años luchando para cambiar la injusta imagen que se tiene de su cultura, sobre todo desde el prisma de una sociedad occidental acomodada como la nuestra. Para ella, la comunidad inuit se enfrenta a un grave problema de supervivencia debido, principalmente, a la prohibición europea de importar pieles de foca. Para mí, que siempre he estado claramente en contra de todo lo que tiene que ver con la caza y comercialización masiva de pieles de animales, no había debate y me costaba entender que alguien pudiera defenderlo. Pero animé a Ulle a seguir hablándome de ella, era un tema interesante.
Según me contó, la realidad que Aaju Peter quiere mostrar al mundo es la de una comunidad que vive en una de las regiones más inhóspitas del planeta, con la pesca y el comercio de pieles como única base para su economía. No tienen otra cosa. Son pueblos nómadas, que dependen de las migraciones de los animales para alimentarse, construir viviendas, comerciar y abrigarse. El orgulloso pueblo inuit piensa que la legislación europea ha arruinado su única fuente de ingresos y que las grandes y poderosas organizaciones contrarias a la caza de focas, con sus discursos ecologistas y sus presiones políticas y mediáticas, nos tienen muy engañados. En muchas de sus intervenciones públicas, Aaju afirma que, en las últimas décadas, desde que comenzó la campaña global contra la caza, la población de focas se ha multiplicado por siete. De esta forma, lo que para nosotros es “protección animal” ha terminado paradójicamente por provocar una plaga que ya está afectando gravemente al medio ambiente y al resto de animales que habitan esas regiones, ya que estas gigantescas poblaciones de focas necesitan consumir más de diez mil toneladas de pescado cada año para alimentarse.
Quise seguir preguntando a Ulle, pero en ese momento apareció su compañero Otto en la Yurta llamándonos a gritos. El estruendo producido por un serak desprendiéndose del glaciar que rodeaba el campamento nos confirmó que venía a avisarnos para que saliéramos y disfrutáramos del espectáculo, así que lo hicimos. Nuestra charla quedó interrumpida, pero aquella conversación con el bueno de Ulle me hizo pensar. Durante las siguientes semanas volvimos a compartir muchos ratos y no digo que me convenciera, ni mucho menos, pero sí me mostró de primera mano un ejemplo del poder del lobby en nuestra sociedad actual. No sé si la solución al problema del pueblo inuit podría pasar por recuperar una industria controlada de caza o apostar por otras alternativas para relanzar su economía (¿quizá el turismo?, le dije yo), pero es evidente que toda realidad, cuando se vive de cerca, tiene muchas caras distintas y que como comunicadores debemos saber cómo entenderlas y aprovecharlas.