Culturetas | Reflexiones arquetípicas
La vida secreta de Walter Mitty
Nuestra profesión, ya se trate del periodismo o de la consultoría de comunicación, se parece cada vez menos a la que muchos conocimos a finales del siglo pasado. Eso sí, si soy sincero, creo que la inmensa mayoría de los cambios que hemos experimentado han sido para mejor. Evidentemente, nada es perfecto y hay todavía ciertos aspectos muy mejorables (credibilidad, objetividad, intrusismo), pero, en líneas generales, la transformación digital del sector ha generado nuevas e interesantes oportunidades.
Atrás han quedado aquellos días en los que se trabajaba con máquinas de escribir, linotipos, correcciones de textos a bolígrafo, diapositivas o revelado de negativos. Todo ello ha requerido un necesario reciclaje de conocimientos y un cambio drástico en los perfiles profesionales.
Y hago esta reflexión porque hace una semanas volví a ver una de esas películas que siempre he tenido entre mis favoritas. Esas “joyas” que a veces pasan desapercibidas pero que sigo disfrutando mucho cada vez que la veo. Se trata de “La vida secreta de Walter Mitty” (2013), una comedia que gira en torno a las aventuras de un joven editor del departamento de negativos fotográficos de la revista Life.
En realidad, la película es un homenaje a todos aquellos profesionales que tuvieron que afrontar la transformación del medio escrito al formato digital. En este caso, Walter Mitty, que recibe una carta del fotoperiodista estrella de la revista poco antes del cierre de su departamento. En ella le hace llegar un rollo de negativos y le dice que la foto número 25 es la “quintaesencia de la vida” y que tiene que usarse para la portada de la última edición impresa de la revista. El problema: ese negativo es el único que falta en el rollo. A partir de aquí asistimos a una historia periodística original, emotiva y muy potente visualmente.